jueves, 5 de abril de 2012

Barras bravas; ¿Violencias, drogas o pura pasión?


El perfil psicológico







El término barra brava se emplea en América Latina para designar a aquellos grupos organizados dentro de una hinchada, respecto de un club de fútbol, que se caracterizan por producir diversos incidentes violentos, dentro y fuera del estadio de fútbol.
Originalmente denominados barra fuerte, por el vespertino argentino La Razón en octubre de 1958, a raíz del asesinato policial del joven Mario Linker en el partido entre Vélez Sársfield y River Plate. El término aparece en Argentina a comienzos de la década de 1960, y luego se fue extendiendo su uso por toda América Latina. En Brasil se los denomina "torcidas organizadas", mientras que en otros continentes son conocidos como hooligans o ultras.
Generalmente las barras bravas utilizan banderas, lienzos y diferentes instrumentos musicales. También se caracterizan por ubicarse en las tribunas populares, aquellas que frecuentemente carecen de asientos y donde los espectadores deben ver el partido de pie.
Este fenómeno se ha extendido, en diverso grado, en diferentes países de América. Generalmente tienen su origen en una subcultura juvenil de carácter urbano, donde se busca la pertenencia a un grupo determinado. Si bien existe una amplia variedad de estas barras en América, éstas tienden a presentar ciertos rasgos comunes: exaltación de la fuerza, el nacionalismo, el sentido del honor asociado con la capacidad de pelear y la necesidad de reafirmación.
Tradicionalmente, se ha asociado a las barras bravas con la marginalidad urbana, y el consumo de alcohol y drogas. En general, en la mayor parte de América estas barras están conformadas por jóvenes entre los 14 y 25 años,1 mientras que en Argentina los integrantes suelen ser de mayor edad, pues en ese país la tradición está más arraigada. En el resto de los países de América Latina estas barras han adquirido notoriedad progresivamente, al menos desde comienzos de la década de 1990.

Barras bravas en Paraguay

Las barras bravas en Paraguay hicieron su aparición al rededor de 1980, cuando un grupo de hinchas llamado "Batucada 79" que seguían alClub Olimpia adquirió unos instrumentos y empezó a alentar al Club. Luego aparecieron varios otros grupos de hinchas de distintos clubes del país. Hoy en día las hinchadas más grandes del país son, "La Barra del Olimpia" antes "La Pandilla", "Mafia negra" y "La Barra de la O" del Club Olimpia. "La plaza" y "Comando", del Club Cerro Porteño, y los "Chancholigans" del club Sportivo Luqueño. También hay otras barras como "La raza" del Club Guarani y "La escolta" del Club Libertad, el partido considerado de más riesgo en Paraguay es el clásico Olimpia-Cerro ya no por los enfrentamientos dentro de los estadios sino por las peleas que se producen por los barrios de donde provienen las barras de estos clubes. Según la prensa deportiva de Paraguay, las barras más violentas son las de Cerro Porteño, Olimpia y Sportivo Luqueño. Según uno de los últimos datos del 2011 la barra de cerro porteno es la más violenta de los últimos tiempos.

Desde el amateurismo al profe- sionalismo, se fueron transfor- mando las motivaciones y las pautas de conducta de actores y espectadores. Todos sufrieron un deterioro debido a los intereses económicos, que crecieron en forma gigantesca cuando la economía de consumo hizo del fútbol un espectáculo. La identidad de los espectadores evolucionó de "simpatizantes" a "hinchas", y hoy "barrabravas", que no son todos, pero sí muy activos y perturbadores. La competencia, antes ligada a la crítica por el éxito o el fracaso, hoy se concentra en "triunfo" o "derrota", terminología más acorde con la guerra, donde la meta es aniquilar al enemigo.

Este deterioro hizo crisis con los sentimientos y conductas destructivas y autodestructivas que han hecho de cada partido una dramática fuente de ansiedades. En lo manifiesto, estos componentes negativos se concentran en las "barras", cuyo rol activo se exterioriza en la provocación y llega a veces hasta el crimen de un inocente. También son víctimas los juga- dores, agredidos y vituperados cuando no responden a los deseos de aquéllos. Pero los autores intelectuales de este genocidio futbolísticoson los que digitan e instrumentan a los ejecutores de la violencia.

En cuanto a su perfil psicológico de los barrabravas, sólo cabe un diagnóstico grupal e institucional. Si analizáramos a varios veríamos que la patología individual es heterogénea: hay psicópatas, epileptoides, fóbicos, maníacos, etc. Pero encontraríamos homo- geneidad en cuanto a la perte- nencia a un estrato social de familias empobrecidas, desor- ganización familiar y social. El perfil psicológico del barrabrava es el de una estrucutura de supervivencia, que compran fácilmente con "pan y circo" los autores intelectuales con entradas, el sándwich de chorizo, el ómnibus, algunas veces un viaje al exterior como representación "diplomática". Nuestro diagnóstico final es estrictamente psicosocial, el de una tiranía de la dupla dirigentes-barrabravas, los primeros autores intelectuales, los segundos "carne de cañón". Los podemos diagnosticar como una dupla que tiene la patología psicopática-epileptoide. 

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