La primavera: curiosidades
Ya habréis comenzado a sentir los efectos de esta nueva estación, que hizo su aparición el lunes pasado, fecha en la que se produce el cambio de equinoccio en el que la mitad del mundo florece y a la mitad de la humanidad le cambia el humor.
La semántica afirma que la primavera es una primera vista de algo y la simbología lo traduce así: ver con nuevos ojos, rever, renovarse, renacer. La humanidad moderna adoptó el inicio de la primavera como una oportunidad de cambio, de alcanzar la felicidad. Antonio Vivaldi bautizó “Primavera” al primer movimiento de “Las cuatro estaciones”, a una de sus más excelsas obras. Sandro Boticcelli la retrató magistralmente en los albores del Renacimiento. Homero hizo emerger de la mitología griega a Perséfone, la causante del reverdecer la tierra, y el cristianismo logró imponer la primavera como la estación de la resurrección de Cristo. Los griegos creían en un misterio mayor. Las diosas Démeter y Perséfone representaban para ellos los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone, prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía al regazo de Deméter, su madre. En las culturas indígenas de América, la llegada del nuevo ciclo climático que hoy conocemos como primavera era celebrado durante días. El reverdecer de la tierra señalaba la llegada de las cosechas y con ellas el sustento de toda la sociedad.
El sentido de brotar junto con la naturaleza fue enaltecido por Mahoma, quien sostenía que “no hay gota en los mares, ni fruto en los árboles, ni planta en la tierra que no tenga en cada semilla un ángel que cuide de ella".
Para algunos pueblos eslavos y escandinavos, por ejemplo, los templos consagrados a sus dioses eran bosques, lagos y árboles sagrados, pero todos celebraban festivales que podían durar semanas porque para todos los pueblos la primavera siempre era algo festivo.
Este despertar a un nuevo mundo era celebrado también por los fenicios, quienes le rendían homenaje a Astarté, mientras que en la India la hacedora del milagro del florecimiento era la diosa Kali. Inspiración, filosofía, arte y revolución, como iniciadora de nuevos ciclos, la primavera está asociada también a la diosa Afrodita, la deidad del amor.
El despertar a la vida es también el despertar a la pasión y la creatividad que ella conlleva. Decenas de artistas ofrendaron a la primavera sus mejores obras y más allá de los clásicos citados encontramos en las poesías de Gabriela Mistral (Doña primavera), Antonio Machado (La primavera besaba) y Gustavo Adolfo Bécquer (Volrerán las oscuras golondrinas), y pinturas de Francisco Goya o Danes Jordi, verdaderos tributos a la estación del amor.
También el filósofo alemán Kant había descubierto en la Primavera el origen de la vida y rendía un tributo casi obsesivo a la estación. Decía que en el mundo, como gigantesco juicio analítico, el único que ha quedado de todos los sueños de la ciencia, es de la misma índole que el mito cósmico que asociaba los acontecimientos de la primavera y del otoño con el rapto de Perséfone.
Por tanto, disfrutad de todo lo que nos regala la madre naturaleza con este despliege de belleza, bienestar y ¿por qué no? felicidad
La semántica afirma que la primavera es una primera vista de algo y la simbología lo traduce así: ver con nuevos ojos, rever, renovarse, renacer. La humanidad moderna adoptó el inicio de la primavera como una oportunidad de cambio, de alcanzar la felicidad. Antonio Vivaldi bautizó “Primavera” al primer movimiento de “Las cuatro estaciones”, a una de sus más excelsas obras. Sandro Boticcelli la retrató magistralmente en los albores del Renacimiento. Homero hizo emerger de la mitología griega a Perséfone, la causante del reverdecer la tierra, y el cristianismo logró imponer la primavera como la estación de la resurrección de Cristo. Los griegos creían en un misterio mayor. Las diosas Démeter y Perséfone representaban para ellos los poderes de la naturaleza, su transformación y la emergencia cíclica. En la antigua Grecia, el primer día de la primavera era el día en que Perséfone, prisionera bajo tierra durante seis meses, volvía al regazo de Deméter, su madre. En las culturas indígenas de América, la llegada del nuevo ciclo climático que hoy conocemos como primavera era celebrado durante días. El reverdecer de la tierra señalaba la llegada de las cosechas y con ellas el sustento de toda la sociedad.
El sentido de brotar junto con la naturaleza fue enaltecido por Mahoma, quien sostenía que “no hay gota en los mares, ni fruto en los árboles, ni planta en la tierra que no tenga en cada semilla un ángel que cuide de ella".
Para algunos pueblos eslavos y escandinavos, por ejemplo, los templos consagrados a sus dioses eran bosques, lagos y árboles sagrados, pero todos celebraban festivales que podían durar semanas porque para todos los pueblos la primavera siempre era algo festivo.
Este despertar a un nuevo mundo era celebrado también por los fenicios, quienes le rendían homenaje a Astarté, mientras que en la India la hacedora del milagro del florecimiento era la diosa Kali. Inspiración, filosofía, arte y revolución, como iniciadora de nuevos ciclos, la primavera está asociada también a la diosa Afrodita, la deidad del amor.
El despertar a la vida es también el despertar a la pasión y la creatividad que ella conlleva. Decenas de artistas ofrendaron a la primavera sus mejores obras y más allá de los clásicos citados encontramos en las poesías de Gabriela Mistral (Doña primavera), Antonio Machado (La primavera besaba) y Gustavo Adolfo Bécquer (Volrerán las oscuras golondrinas), y pinturas de Francisco Goya o Danes Jordi, verdaderos tributos a la estación del amor.
También el filósofo alemán Kant había descubierto en la Primavera el origen de la vida y rendía un tributo casi obsesivo a la estación. Decía que en el mundo, como gigantesco juicio analítico, el único que ha quedado de todos los sueños de la ciencia, es de la misma índole que el mito cósmico que asociaba los acontecimientos de la primavera y del otoño con el rapto de Perséfone.
Por tanto, disfrutad de todo lo que nos regala la madre naturaleza con este despliege de belleza, bienestar y ¿por qué no? felicidad
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