La mayoría de las personas piensa que los antibióticos son una suerte de panacea universal con la que se elimina cualquier enfermedad del cuerpo. Ignorando los mecanismos de este medicamento, toman cantidades aleatorias frente a simples catarros, lo que puede provocar una resistencia a dichos antibióticos, o sea, que estos dejen de funcionar contra enfermedades causadas por bacterias.
El área de acción de los antibióticos son las infecciones bacterianas y trastornos por algunos hongos y parásitos específicos, nunca los virus. Un paciente no se sentirá mejor si al padecer alguna enfermedad viral toma antibióticos, lo que sí puede suceder es que su sistema inmunológico termine viéndose afectado.
En estos lamentables casos los desórdenes se vuelven prolongados y sin curación a corto plazo, lo que obliga a hospitalizaciones y a tomar medicamentos más caros con reacciones adversas. Existen infecciones tan resistentes que pueden conducir a la muerte. A pesar de que los científicos trabajan cada día en la búsqueda de nuevas cepas efectivas, lo real es que muchos organismos se adaptan pronto a las nuevas condiciones.
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